Emisor
La moneda de 25 pesetas oro de 1881 fue emitida por el Reino de España, bajo el reinado de Alfonso XII (Restauración borbónica). Fue acuñada en la Real Casa de la Moneda de Madrid (Fábrica Nacional de Moneda y Timbre) como moneda de curso legal española. El periodo histórico corresponde a la Restauración (1874-1885), cuando la monarquía borbónica fue restablecida tras el Sexenio Revolucionario.
Año y período histórico
El ejemplar lleva la fecha 1881, situándose en la etap
a de la Restauración borbónica. Alfonso XII gobernaba España como monarca constitucional desde 1875, tras la inestabilidad del periodo anterior. En 1881 el país disfrutaba de relativa estabilidad política bajo la Constitución de 1876, lo que permitió la emisión de moneda de oro de alto valor. La acuñación de 25 pesetas de oro se realizó entre 1876 y 1881, siendo 1881 el último año de emisión con Alfonso XII. Esta fecha coincide además con un cambio de diseño (actualización del retrato) que marca una variante numismática importante en ese año, como se detalla más adelante.
Valor facial
El valor nominal de la moneda es de 25 pesetas. En el sistema monetario decimal español de la época, 25 pesetas constituían una suma elevada (equivalente a 5 monedas de 5 pesetas, conocidas como “duros”). Cabe destacar que España adoptó la peseta en 1868 buscando alinearla con el franco francés dentro del marco de la Unión Monetaria Latina (UML). De hecho, 25 pesetas equivalían en la práctica a 25 francos franceses en valor, lo que facilitaba su aceptación en transacciones internacionales. Este valor facial también equivalía a 10 escudos de la antigua moneda española, subrayando la continuidad con la tradición numismática previa.
Metal y pureza
Esta moneda está compuesta de oro de 900 milésimas de pureza (90% de oro, aleado con 10% de cobre). Dicha fineza (ley .900) corresponde al estándar internacional establecido por la Unión Monetaria Latina para las monedas de oro. En la primera emisión de 25 pesetas (1871, bajo Amadeo I) se indicaba explícitamente en la moneda “LEY 900 MILESIMAS” como garantía de pureza, junto con la frase “124 PIEZAS EN KILOG” para señalar que de un kilogramo de oro se obtenían 124 piezas de este valor. Esto refleja la adopción del patrón oro internacional: cada moneda contiene aproximadamente 7,26 gramos de oro puro, cumpliendo la relación peso/valor acordada en la UML. En otras palabras, la moneda presenta un estándar oro 900 (equivalente a 21,6 quilates) asegurando su alto contenido intrínseco de metal precioso.
Peso y dimensiones
La pieza de 25 pesetas de 1881 tiene un peso aproximado de 8,06 gramos y un diámetro de 24 mm, con un grosor alrededor de 1 mm. Estas dimensiones fueron estandarizadas para mantener la equivalencia con las monedas de oro de países de la Unión Monetaria Latina. El peso total (8,06 g) coincide con la especificación de 124 piezas por kilogramo de oro fino antes mencionada. Gracias a su contenido en oro, su peso proporcionaba un valor intrínseco cercano al facial bajo el patrón oro vigente. El formato es circular y la moneda fue acuñada a máquina, con alineación tipo moneda (el anverso y reverso están invertidos uno respecto al otro).
Canto
El canto de esta moneda es liso pero decorado con 27 flores de lis a intervalos regulares. Estas pequeñas figuras de flor de lis (emblema borbónico) están grabadas alrededor del canto como elemento ornamental y de seguridad. La presencia de 27 flores de lis es un detalle característico de las monedas de oro españolas de la época. Este canto floral, en lugar de un estriado simple, dificultaba la práctica del limado o cercenado del oro, a la vez que aportaba un símbolo dinástico adicional (la flor de lis asociada a la Casa de Borbón).
Diseño del anverso
En el anverso figura el retrato del rey Alfonso XII de perfil mirando hacia la derecha. Se trata de una efigie del monarca aún joven (aproximadamente 18 años de edad), con cabello corto y patillas en la versión emitida en 1881. Alrededor del busto real corre la leyenda: “ALFONSO XII POR LA G. DE DIOS”, abreviatura de “Alfonso XII por la Gracia de Dios”, fórmula tradicional que legitima al soberano por derecho divino. Debajo del cuello del retrato aparecen las iniciales G·S·, correspondientes al grabador Gregorio Sellán y González, diseñador de la moneda. En la parte inferior del anverso se encuentra el año 1881, generalmente flanqueado por una pequeña estrella de seis puntas a cada lado (marcas características en la moneda española). Estas estrellas junto al año indicaban el año de acuñación real en las monedas españolas del Centenario de la Peseta. El diseño del anverso, en conjunto, ofrece una imagen sobria del joven monarca y fue utilizado durante gran parte del reinado de Alfonso XII.
Diseño del reverso
El reverso muestra el Escudo de Armas de España de la Restauración, en versión ornamental: un escudo drapeado (rodeado por un manto real) y coronado con la corona real cerrada, además adornado con el collar de la Orden del Toisón de Oro pendiendo del escudo. En el centro del escudo aparece el símbolo de la dinastía Borbón: tres flores de lis doradas sobre fondo azul, dentro de un escusón oval. Este detalle alude a la restauración de la monarquía borbónica tras el periodo republicano. Rodeando el escudo figura la leyenda: “REY CONSTL. DE ESPAÑA”, abreviatura de “Rey Constitucional de España”, que enfatiza el carácter constitucional de la monarquía de Alfonso XII bajo la Constitución de 1876. En el exergo (parte inferior) del reverso se halla el valor “25 PESETAS” flanqueado por marcas de ceca y ensayadores: a la izquierda las iniciales M·S· y a la derecha ·M·. Estas letras representan los responsables de la moneda: M y S corresponden a Mauricio Morejón y Pablo de Sala, los dos ensayadores (funcionarios encargados de verificar la ley del metal) activos en la Casa de Moneda en 1881, mientras que la segunda M indica al juez de balanza Ángel Mendoza, encargado del peso y calidad. Asimismo, la marca de ceca de Madrid suele indicarse con una estrella o con la propia letra M coronada, presente en la leyenda. En conjunto, el reverso combina símbolos de soberanía (corona, escudo nacional), de la dinastía (Toisón de Oro y flores de lis) y la denominación y autoridad emisora, en un diseño equilibrado y acorde al estilo de la época.
Historia de la emisión
La introducción de la moneda de 25 pesetas oro se enmarca en la modernización monetaria de España tras la Revolución de 1868. En 1868, el Gobierno Provisional adoptó la peseta como unidad monetaria decimal, comprometiéndose a seguir el estándar de la recién creada Unión Monetaria Latina. Dentro de ese contexto, durante el breve reinado de Amadeo I (1871-1873) se autorizó la emisión de monedas de oro denominadas en pesetas para equiparar la moneda española a las europeas. En 1871, Amadeo I aprobó la acuñación de 25 pesetas de oro con la idea de crear una moneda “europea” acorde al patrón internacional (una pieza de oro .900 que equivalía a 25 francos). De hecho, las primeras monedas de 25 pesetas de 1871 (Amadeo I) incluían explícitamente la leyenda “Ley 900 milésimas 124 piezas en kilogramo” en el reverso, subrayando esta vinculación a la UML. Sin embargo, la inestabilidad política (abdicación de Amadeo, Primera República) retrasó su producción masiva.
Tras la Restauración de los Borbones en la persona de Alfonso XII en 1875, se retomó el plan de acuñar moneda de oro nacional. La acuñación regular de la pieza de 25 pesetas comenzó en 1876 en la Casa de Moneda de Madrid, convirtiéndose en la moneda de oro de mayor denominación del sistema peseta durante ese reinado. Estas monedas suplían la falta de moneda de oro propia en circulación y reforzaban la presencia del sistema peseta en el comercio internacional, al ser fácilmente intercambiables con otras monedas de oro europeas. La emisión de 25 pesetas de oro fue contemporánea a la de otras denominaciones en oro (como las de 10 pesetas e incluso 100 pesetas en 1876-1878) dentro del llamado “patrón oro” español. La serie de Alfonso XII continuó acuñándose anualmente hasta 1881, año en que cesó la fabricación de esta denominación tras haberse incorporado plenamente el estándar y existir ya un volumen significativo de estas monedas circulando. La vinculación con la Unión Monetaria Latina, aunque España no llegó a ser miembro formal pleno, permitió que estas pesetas de oro fueran reconocidas y aceptadas en transacciones internacionales dentro de los países adheridos o alineados con la UML.
Producción y evolución del diseño
En 1881, la producción oficial de 25 pesetas de oro alcanzó una tirada de aproximadamente 4.366.234 piezas acuñadas, lo que refleja una acuñación significativa pero algo menor que la de años inmediatamente anteriores (1880, por ejemplo, superó los 6,8 millones). Estas monedas de 1881 presentan en su gran mayoría el diseño estandarizado vigente desde 1876: busto juvenil de Alfonso XII con patillas y la leyenda habitual, más el escudo nacional borbónico al reverso con “Rey Constl. de España”. No obstante, 1881 fue un año de transición en el diseño: hacia finales de ese año se preparó un nuevo retrato del rey, ya sin patillas (sin “barba” lateral), mostrando a Alfonso XII más maduro. Se conocen rarísimos ejemplares fechados 1881 con el nuevo retrato sin patillas – posiblemente pruebas o acuñaciones muy limitadas – lo que los convierte en variantes extraordinariamente cotizadas por los coleccionistas. La inmensa mayoría de las monedas de 1881, sin embargo, corresponden al tipo anterior (con patillas). A partir de 1882, el diseño del anverso se actualizó oficialmente al retrato sin patillas (a veces llamado “tercer retrato” de Alfonso XII) y se mantuvo así hasta la muerte del rey en 1885.
En cuanto a las características de diseño estandarizado, todos los años de emisión (1876-1881) compartieron las mismas especificaciones técnicas: oro .900, 8,06 g de peso y 24 mm de diámetro, canto con 27 flores de lis, e idéntico escudo y leyendas generales. Las únicas variaciones año a año fueron las iniciales de ensayadores (por ejemplo, las piezas de 1876-1877 llevan D·E en lugar de M·S, reflejando que en esos años los ensayadores eran Donato Álvarez D y Escosura E, relevados luego por Morejón M y Sala S hacia 1879) y, como se indicó, el cambio de efigie del monarca en 1881-1882. Asimismo, cabe mencionar que existen monedas de 25 pesetas con fechas posteriores en estrella (p. ej. *18-85, *19-86, etc.) que en realidad son reacuñaciones o emisiones especiales realizadas en el siglo XX, no emitidas para circulación general sino con propósitos conmemorativos o de ensayo. En resumen, la moneda de 25 pesetas de oro mantuvo un diseño y composición estables durante su corta serie, alineados con los estándares internacionales, con ligeras modificaciones de retrato y marcas según avanzaba el reinado de Alfonso XII.
Uso histórico y circulación
Las monedas de 25 pesetas oro circularon principalmente en transacciones de alto valor y en reservas bancarias, más que en el intercambio cotidiano diario debido a su elevado valor facial. En la década de 1870-1880, España operaba bajo un sistema bimetálico oro-plata, pero estas piezas de oro servían para pagos importantes, atesoramiento e incluso para facilitar el comercio exterior (dada su equivalencia con monedas extranjeras de oro). Su valor intrínseco (cantidad de oro) estaba muy cercano a su valor facial de 25 pesetas, por diseño del patrón oro: en teoría, podían canjearse por 25 pesetas en billetes o monedas de plata, y el contenido en oro representaba aproximadamente ese poder adquisitivo en la época. Con el tiempo, sin embargo, al abandonarse el patrón oro a nivel internacional (especialmente tras la Primera Guerra Mundial), el valor del oro contenido superó con creces el nominal de 25 pesetas. Muchas de estas monedas fueron atesoradas o fundidas durante crisis económicas o para aprovechar el valor del metal.
Legalmente, las 25 pesetas de Alfonso XII permanecieron en curso legal hasta 1937, año en que fueron demonetizadas por decreto durante la Guerra Civil. En marzo de 1937 el gobierno republicano retiró la validez legal de las antiguas monedas de oro del siglo XIX, en parte para evitar fuga de oro y por la reforma monetaria en tiempos de guerra. Desde entonces dejaron de tener poder liberatorio como pesetas, aunque siguieron conservando valor como oro. No obstante, incluso antes de 1937, en la práctica estas monedas ya casi no circulaban – durante las primeras décadas del siglo XX la mayor parte habían sido exportadas, guardadas o fundidas debido a su alto contenido en oro y a la inflación que hacía su valor nominal obsoleto. Hoy día, las piezas sobrevivientes suelen provenir de antiguos lotes guardados en bancos, colecciones privadas o hallazgos numismáticos.
Importancia numismática
La moneda de 25 pesetas de oro de 1881 con Alfonso XII es muy apreciada en la numismática española como parte del Centenario de la Peseta (1868-1969). Se considera una pieza destacada por varios motivos: representa la primera serie de moneda de oro denominadas en pesetas (introduciendo el sistema decimal español al mundo del oro), y está vinculada al intento de integración monetaria europea del siglo XIX. Para coleccionistas, estas monedas ofrecen el atractivo histórico de la Restauración borbónica y del patrón oro. Numismáticamente, la mayoría de los años y variantes comunes (como las emitidas en 1877, 1880 o 1881 con retrato usual) son relativamente abundantes, dado que se acuñaron millones de ejemplares. Aún así, muchas han desaparecido por fundición, por lo que ejemplares bien conservados (sin circular, SC) pueden alcanzar precios superiores a su mero valor en oro. En cambio, ciertas variantes específicas son extremadamente escasas y valiosas: en particular, la ya mencionada edición de 1881 “sin patillas” es una rareza numismática de primer orden, con muy pocos ejemplares conocidos. Otras rarezas incluyen posibles reacuñaciones posteriores identificables por dígitos en las estrellas (p. ej. estrellas 18-61 o 18-62, correspondientes a emisiones del s. XX, también codiciadas).
En el mercado actual, las 25 pesetas de Alfonso XII se comercian tanto como piezas de colección histórica como por su contenido en oro (funcionando en parte como monedas bullion de inversión). Su precio suele basarse en el oro que contienen (7,5 gramos de oro de 22 quilates aprox.) más un margen de colección. Ejemplares en calidades medias son asequibles para coleccionistas, mientras que piezas en alta graduación o variantes raras alcanzan cifras muy elevadas. En suma, la 25 pesetas de oro de 1881 es una moneda significativa y emblemática: conjuga valor histórico, interés económico (oro) y atractivo numismático, siendo una de las joyas del monetario español del siglo XIX.